martes, 23 de septiembre de 2008

1931


El principito y sus familiares andaban por las costas disfrutando de los medanos tan tan parecidos a los de Marruecos. En el Hotel por las noches se escuchan las sonatas en el piano del bar que Victoria nos tiene acostumbrados. Sobre las servilletas el principie vive para siempre, eternizado y enmarcado, junto a las poesías.

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